Somos Celi y Marta. Nos separan 10 años y dos calles, aunque hubo un tiempo en que solo nos distanciaban unos metros de pasillo. Nos une todo lo demás: gallegas, amigas (casi hermanas) y residentes en Madrid. Nos encantan las flores: Celi es más de hortensias y piensa que las peonías están sobrevaloradas. Yo creo que la flor más bonita del mundo es la margarita blanca: sencilla y sin pretensiones. Somos de buen comer: Celi es más de cocinar y yo de probar lo cocinado, aunque hago un guacamole que quita el sentido.
Adoramos las películas antiguas, sobre todo si son de llorar y van acompañadas de una taza de té y magdalenas del Granier.
Amamos nuestra tierra, el pulpo á feira, el olor a mar y el de los gofres de la calle del Príncipe de Vigo, además de todo lo que está alrededor del monte Galiñeiro.
Preferimos París a Londres y Bilbao a San Sebastián.
Nos encanta que las cosas tengan una segunda vida y las personas una segunda oportunidad: que un palet se convierta en una mesa y que de una colcha antigua salga un vestido de novia.
Nunca vamos al cine sin palomitas y Coca-Cola y en casa de Celi jamás hay fiesta sin mojitos.
Nos encanta el verano y los biquinis de Salinas, aunque los que siempre nos compramos sean de Oysho.
Celi, si se tiene que subir a un tacón, se pondrá el más alto (siempre sin plataforma) y yo en cambio soy más de tener siempre los pies en el suelo: pero solo por prescripción médica.
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